María Angélica Alberdi es declarada “Ciudadana Ilustre”
En las sesión ordinaria n° 14 se votó por unanimidad la declaración de Ciudadana Ilustre a María Angélica Alberdi por su trayectoria deportiva, ejemplo de lucha y aporte solidario a la comunidad.
María Angélica nació y vivió en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, hasta su adolescencia. Luego se radicó con su familia en San Martín de los Andes. Desde pequeña estuvo involucrada en el mundo del automovilismo.
Sobre su trayectoria como mujer en el automovilismo, recordó que comenzó en el año 1986, en la provincia del Neuquén, con los Fiat 600 en la categoría 850. “Era la única mujer, no te puedo decir las caras de los hombres cuando yo aparecí, ninguno estaba contento. Ellos aprendieron a respetarme, se me pegaban con los vehículos (hasta lo tocaban), yo les pasaba finito y les he llegado a ganar hasta bajo de la lluvia”.
Su carrera la resume al decir que pasó “de canillita a campeona”. “Llegué a hacer mi auto, a desarmarlo, a ponerle chapa y pintura, hasta que llegué a la Copa de Damas donde éramos todas mujeres”. De hecho, ella fue la primera en obtener en 1995 el trofeo en dicha competencia.
Pero todo comenzó allá por 1968; cuando los Alberdi dejaron la Capital y llevaron su pasión por los fierros hasta San Martín de los Andes. Fue el menor de la dinastía, Roberto, el que en 1985 se compró un Fiat 600 para competir en la Fórmula 850. Y está claro que el destino estaba dispuesto a ofrecerle un guiño a los Alberdi. Roberto llevó su auto a acondicionar al taller de un conocido preparador y mecánico de Cutral Có, Valentín Islas. Mientras charlaban, Islas comentó que había discutido con el piloto de su auto y se había quedado sin conductor para la última fecha del circuito que era en San Martín de los Andes. Es entonces cuando su hermano la propone como piloto.
Una gran ilusión y oportunidad se presentaba con esta propuesta de competir oficialmente en la Fórmula 850. María Angélica recuerda y comenta: “Ese día llegué a casa y me encontré con mi hermano que estaba con papá y mamá, esperándome sonrientes. Recuerdo que me dijeron: “No te asustes pero vas a correr en la Fórmula 850 porque un amigo se quedó sin piloto. Mañana llega Valentín con el auto”. Y yo les dije: “¿Cómo no me avisaste antes?”. Y la respuesta que salió de inmediato pone en contexto cómo vivían los Alberdi esto de andar sobre 4 ruedas: “Porque te ibas a enloquecer y no ibas ir ni a trabajar”, relata Angélica que hoy, con 65 años sigue vinculada al automovilismo colaborando con sus sobrinos Emilio, Marcos y Mariano corredores y navegantes de rally.
Más allá de la emoción, ilusión y ganas, María Angélica iba a tener que esperar un mes por las típicas inclemencias climáticas (frío, nieve, lluvia). Valentín le prestó el vehículo para que pudiera entrenarse. “No había manejado nunca un auto de carrera, solamente karting en el campo y casero, casero del todo. Entre su hermano y otro amigo, “Palote”, la llevaban a la pista y uno se ponía adelante y otro atrás. Tenía que acostumbrarse a correr con tierra y entre ellos, tratando de que no le pasara el de atrás y de pasar al de adelante.
El 18 de enero de 1986 llegó el día de la carrera que, además, era la final de campeonato de la Fórmula 850. Tal vez por ese motivo sumado a ser mujer, la presencia de María Angélica incomodó a varios competidores. Más aún cuando la, por aquel entonces, treintañera hizo el segundo tiempo de clasificación. Era la única mujer y agrega: “A los varones no les gusta que les ganes. Con el Fiat 600, me volvía siempre con el auto chocado. Aprendí a hacer de chapista para arreglar los bollos”.
Durante los cuatro años que corrió en la fórmula 850, Angélica estableció una gran relación con la Asociación Volantes de General Roca (AVGR). Este vínculo fue el origen de su participación en la Copa de Damas, categoría compuesta exclusivamente por pilotos mujeres con autos Nissan Sentra 1.6 que comenzó en 1994 y culminó a fines de los 90. La organización quería federalizar la Copa con corredoras de todo el país y la AVGR la convocó a María. En la prueba de manejo quedó seleccionada.
A pesar del costo de la carrera (2000 dólares para el alquiler del auto y costear los gastos de todos los viajes), María Angélica, que ya trabajaba en Chapelco, logró correr con el número 29 y fue televisada.
La participación en la Copa de Damas implicó un salto al profesionalismo que sorprendió a la piloto acostumbrada a resolver todos los detalles junto con su familia.
Al ser categoría soporte del TC 2000, las pilotos estaban en contacto con corredores renombrados como “Cocho” López, el “Gurí” Martínez o “Tito” Bessone cuya ex esposa, Alejandra, también corría. René Zanata solía prestarle a Alberdi un auxiliar suyo y un cartel para marcar los tiempos en las pruebas libres. La asistente de Angélica, su madre, le tomaba los datos: “Tenía milésimas de diferencia con los tiempos oficiales de la torre”, recuerda. Y si bien el mantenimiento del auto y los viajes y estadías implicaron un enorme esfuerzo para la corredora de Coronel Suárez, en 1995, María Angélica se consagró campeona de la Copa de Damas. Ella recuerda: “Mi papá llegó a verme competir en la Copa y cuando salí campeona y llegué a San Martín, se encargó de que los bomberos me pasearan en la autobomba. Mi familia fue mi gran puntal y sostén”, afirma con un dejo de nostalgia y llena de agradecimiento.
Alberdi no cree que actualmente sea necesaria una categoría exclusiva para mujeres. Las pilotos deberían poder competir con los hombres como Julia Ballario en el Top Race o Tatiana Calderón en la GP3 Series. “Los hombres deben acostumbrarse a que una mujer les gane. El orgullo machista no se los permite. Una vez que te ponés el casco, cerrás la puerta del auto, te ponés el cinturón de seguridad y ahí no hay sexo. El mundo, de alguna manera está manejado por hombres y venimos de una cultura que no permite que una mujer pueda estar igual, a la par de ellos”.
Tras su paso por la Copa, vendría una pequeña participación en el TC Neuquino, gracias a la invitación de un amigo, corrió dos carreras pero era muy difícil costear un Falcon como el que tenía que alquilar. Pero no se detuvo porque también tuvo una incursión en el rally como piloto y su sobrino Emilio fue su navegante.
Hoy, como toda Alberdi sigue ligada a su deporte, el que la apasiona y le dedica fines de semanas enteros, viajes, esfuerzo y tiempo, mucho tiempo. Sus días parecen durar más que los del resto, tal vez fue así como logró hacer tantas cosas en su vida. Consigue publicidades para los autos de sus sobrinos y promueve la actividad a nivel local sin descuidar su trabajo en FM de la Montaña, que conserva desde hace 28 años, y su participación ocasional en la organización de carreras de trail running.
Como un viento fuerte y arrasador que baja de la montaña, se desplaza por la ciudad en su Golcito, como ella lo llama, y no hay persona que no la salude.
Cabe destacar que María Angélica estuvo mucho tiempo en la cooperadora del hospital, fue la primera bombera voluntaria, radioaficionada, es del grupo fundador de la Fiesta Nacional de la Navidad Cordillerana, fue de las primeras en guiar la excursión en lancha por el lago Lácar y colaboró con los chicos de Motocross en la organización de las carreras locales; entre otras actividades.
El próximo 14 de noviembre cumple 70 años, su energía parece inagotable y su carácter, forjado por la voluntad, la pasión y la determinación de hacer lo que ama, es lo que la mueve todos los días. Casi sin saberlo, Angélica junto con el resto de las pilotos, abrieron un camino para las mujeres que soñaban con dedicarse a correr, y a otras actividades que solo parecían estar destinadas a los hombres. Se animaron a competir con varones e, incluso, a ganarles en una época en la que el deporte parecía inaccesible para su género.
Ella siempre hizo las cosas a coraje, lo que le valió el homenaje en La Caravana camino a los 85 años del Turismo Carretera que circuló por las calles de Neuquén capital y tuvo tres postas, donde en una de ellas la homenajearon por haber obtenido en 1995 el título de la Copa de Damas; tras abrirse camino en el automovilismo a partir de la década de 1980 en una disciplina con predominio masculino.
Hoy, a punto de cumplir 70 años de edad, alienta a otras mujeres a participar de este deporte y señala que lo más importante es tener el coraje de perseguir sus sueños y alcanzar los objetivos que se fijen como meta. Este mensaje lo transmitió, durante la conferencia de prensa realizada para celebrar el aniversario de la categoría más antigua del mundo reconocida por el libro de los Récord Guinness.
Al momento de agradecer, visiblemente emocionada, María Angélica dijo que “Esto de ciudadana ilustre, desde ya se les agradezco profundamente al concejo Deliberante, al ejecutivo municipal, al secretario de deportes, porqué les reitero, es como que me supera. Pasaron 27 años desde aquella época, y como vos decías Mercedes, no nos podemos desligar de esto que todos sabemos que es una pasión, siguieron mis sobrinos, que están acá, Marcos, Mariano, mi hermano Robertito y tengo una sobrina nieta, Milagros, que hoy es navegante de rally o sea que la tradición sigue desde mi abuelo en el año 21, hace 101 años, hasta el día de hoy”.