RECORDARON A PEPITA ORAZI
RECORDARON A PEPITA ORAZI
El espacio de Homenajes y Declaraciones de la pasada sesión del Concejo Deliberante de San Martín de los Andes tuvo su momento emotivo cuando se recordó a la recientemente fallecida Josefina Ofelia “Pepita” Ragusi de Orazi, a los 93 años.
Los concejales Gerardo Schroh, María Esther Juárez, Liliana Ramos y Sergio Winkelman recordaron la persona de Pepita, destacando su fuerza y dedicación, el amor por su tierra y la búsqueda permanente de ella para con el crecimiento de San Martín de los Andes.
Para graficar el aura que irradiaba su persona el concejal Evaristo González compartió públicamente una carta que el vecino Mario Muglia escribió el enterarse de la triste noticia de su desaparición física, que a continuación se transcribe:
Gracias Pepita
Si algo distingue a los vecinos Sanmartinenses, es el agradecimiento y el reconocimiento a quienes nacieron y se criaron en este Pueblo y que de una u otra forma trabajaron, colaboraron o, en fin, intervinieron en algo para que nuestra pequeña sociedad tenga un buen pasar y se olvide un poco de crudos inviernos, falta de gas, de agua y de menesteres que conforman el buen vivir. Digo esto porque este Pueblo repartió su crecimiento en varias etapas y comparativamente algunas, las iniciales, fueron de necesidades que aunque simples, se resolvían con el trabajo de los vecinos. En estos tiempos, en cambio, aquellas simples necesidades se reconvirtieron y hoy, son verdaderos problemas que para solucionarse necesitan del el concurso, no solo del vecindario sino de la participación de un espectro político, municipal, provincial y nacional. Es decir, la cuestión es diferente.
En el San Martín viejo la maestra o el maestro era “el educador” y, simplemente por serlo, se lo respetaba incondicionalmente. El jefe comunal era quien “administraba” los recursos de la Comisión de Fomento y los vecinos participaban con el pago de sus tasas. No había Concejo Deliberante y en la Comisión trabajaban los necesarios empleados pagos y algunos vecinos colaboraban ad honorem.
El tiempo pasó y sobrevino un gran cambio, no solo en la manera de vivir sino en la cantidad de gente que encontró este lugar para vivir mejor. Todo cambió. Si es para bien, la historia lo dirá. Muchos lo aceptaron otros no pero, luego se conformaron y por último muchos vecinos se montaron en el caballo del progreso, sé “aggiornaron” y participaron en muchas de las actividades que le dan vida a esta nueva sociedad.
Josefina Ofelia Ragusi fue una de las vecinas que no temió por el progreso tan rápido de su Pueblo. Ella era hija de primeros pobladores que se distinguieron por su participación en el desarrollo de la pequeña Aldea. Era Maestra y por lo tanto su responsabilidad era no solo educar en los claustros sino dar el ejemplo fuera de ellos. Se casó Josefina con un simpático, agradable y también emprendedor para el desarrollo, que se llamaba José Orazi. Así nació la pareja de “Pepe” y “Pepita” o viceversa que con el tiempo fueron reconocidos actores para el desarrollo de San Martín de los Andes. Tuvieron cuatro hijos y con el tiempo una parva de nietos, anqué bisnietos. Pepita se jubiló en su trabajo de docente y a partir de allí decidió estar activa en la participación de grupos o Instituciones que movían el desarrollo en el Pueblo. Por su carácter de decisiones rápidas y firmes, o era líder o estaba en siempre en primera línea. Tal vez porque se inició en la actividad conectada al turismo, vio allí el futuro económico del lugar y su participación en la Asociación Hotelera fue importante, tan es así que fue una de la promotoras de “la Navidad Cordillerana “y la impulsora en la creación de actividades afines al turismo que lograran alargar la temporada o concebir temporadas intermedias.
Quizás porque concebía etapas concluidas, lo cierto es que cambió su residencia en forma temporaria y se fue a vivir a Neuquén junto a sus hijos y gozar de sus nietos. Pero nunca faltó al verano de San Martín.
Pero la historia tienes sus vericuetos y es así que le ofrecieron el cargo de conducir la Intendencia de San Martín en una época que era difícil concebir una dirigencia sin estar relacionada con lo que sucedía en el País. A nivel Provincia sucedió algo parecido y Pepita tomó la decisión de volver a su pueblo y defender de alguna forma, no solo los recursos sino también la continuidad histórica de sus habitantes. Debo decir que fui actor en esta época pues trabajaba en la municipalidad en el momento que ella llegó a la Intendencia y también debo decir que defendió siempre, no solo los recursos del municipio sino que trató de conseguir que no se detuviera el motor de desarrollo. Nunca se involucró y menos participó en ningún tipo de decisiones fuera de lo que Provincia tuviera administrativamente. Esta etapa, que duró unos pocos años; recientemente tuvo una crítica con la cual nunca estuve de acuerdo. Pero eso es otra historia.
En 1998 se conmemoró el “Centenario” de la fundación de San Martín de los Andes y por supuesto a la cabeza de la Comisión, encargada de organizar los festejos, estuvo Pepita. De cómo se logró y se organizaron los festejos es una historia aparte y queda como testigo el “libro del Centenario”. Pero que la conducción de la Comisión fue fundamental no se puede negar. Como anécdota diré que fue idea de Pepita el cofre con mensajes para ser abierto en los festejos de 150 años y que está enterrado en el monumento primeros pobladores.
Finalmente y a raíz de todo lo que aconteció durante y después del Centenario del Pueblo, Pepita creó la “Fundación de San Martín de los Andes” y fue su primer presidente. El principio de esta Fundación es mantener latente la historia de San Martín de los Andes, protegerla de alguna manera y lograr actividades que hagan al desarrollo de este lugar. Como logro final, Pepita obtuvo del Municipio la posesión de un bien inmueble en las cercanías del Arroyo Pocahullo y que en el futuro formará parte de parque lineal que se está construyendo.
Me detengo y con el ejemplo de esta señora, pienso en lo mucho que se puede hacer para colaborar con el desarrollo de un lugar, que puede ser un Pueblo, una Provincia o una Nación. Solamente hay que participar y depende de cada uno si puedes conducir o ayudar en la conducción. Si hay humildad, honestidad y sentimientos verdaderos, no interesa el escalón que se ocupe. Simplemente participar.
Es por ello que comenté una breve historia de alguien, en este caso una mujer, que participó en el desarrollo de mi Pueblo y que simplemente, cuando cumplió su etapa de vida, se fue tranquilamente y con la convicción de que fue útil. No hay mejor sentimiento que el agradecimiento y por ello digo:
Gracias Pepita porque educaste en las escuelas. Gracias porque siempre defendiste este Pueblo. Gracias por tu honestidad. Gracias por tu participación. Y finalmente te digo gracias porque me conociste desde que nací y después fuimos amigos.
Un abrazo a sus cuatro hijos.
Mario Muglia, 03 de abril de 2018